Un ciudadano libio capturado por fuerzas militares estadounidenses en Libia en junio y trasladado a Estados Unidos dos semanas después para ser juzgado ha sido acusado de delitos punibles con la pena de muerte. Los cargos se refieren a un ataque perpetrado contra la misión diplomática estadounidense en Bengasi, Libia, en septiembre de 2012, en el que murieron cuatro ciudadanos estadounidenses.