En junio de 2006 estallaron protestas generalizadas en la ciudad de Oaxaca (México), que desencadenaron una profunda crisis política y de seguridad pública. La respuesta de las autoridades locales y federales dio lugar a graves violaciones de los derechos humanos. Al menos 18 personas murieron en circunstancias aún por aclarar, y decenas resultaron heridas. Periodistas y personas dedicadas a la defensa de los derechos humanos fueron objeto de amenazas, mientras que cientos de personas fueron detenidas y sometidas a malos tratos. Muchas de ellas sufrieron actos de tortura, fueron acusadas de cargos falsos y comparecieron en juicios injustos.