La llegada a México, desde el 19 de octubre de 2018, de entre 8.000 y 10.000 personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo de Honduras, así como de El Salvador, Nicaragua y Guatemala, en una serie de “caravanas”, como se ha dado en llamarlas, es una situación urgente, que requiere que los Estados respondan de conformidad con el derecho y las normas internacionales de derechos humanos.