Derechos sexuales y reproductivos

Derechos sexuales y reproductivos

Resumen

La sexualidad es una parte fundamental del ser humano. Tiene múltiples facetas y se refiere no sólo a nuestros cuerpos sino también a nuestra identidad de género, orientación sexual, experiencia del erotismo y la intimidad, y reproducción.

Poder tomar decisiones sobre cómo expresar nuestra sexualidad, incluida nuestra orientación sexual e identidad de género, y sobre nuestro cuerpo, nuestras relaciones personales, la forma y configuración de nuestra familia y el destino de nuestra trayectoria vital, entre otras cosas, es esencial para nuestra autonomía corporal y dignidad.

Sin embargo, millones de personas en todo el mundo no pueden tomar decisiones libres e informadas sobre su cuerpo, sobre todo si pertenecen a comunidades marginadas y estigmatizadas o viven en la pobreza. Esto ocurre en muchos países porque los gobiernos intentan dictar cómo establecer relaciones íntimas o expresar el deseo, así como si se tienen hijos y cuándo. Esto afecta especialmente a mujeres, niñas y personas LGBTI, pero no se trata sólo de individuos, sino que repercute en comunidades enteras.

Mujer de pie junto a la carretera mientras pasan los coches. Lleva un bebé atado a la espalda.
Una mujer sobreviviente de violencia sexual con su bebé espera el autobús a pie de carretera en la localidad de Mekele, región de Tigré, norte de Etiopía, 4 de noviembre de 2023.

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¿Qué es la salud sexual y reproductiva?

La salud sexual y reproductiva implica un estado de completo bienestar físico, mental y social. Requiere poder acceder a información, educación y servicios para tomar decisiones informadas sobre nuestra sexualidad, placer y reproducción a lo largo de nuestra vida.

Para disfrutar de nuestra salud y derechos sexuales y reproductivos debemos poder:

  • decidir si tener relaciones sexuales, cuándo y con quién, y vivir sin sufrir violencia sexual, incluida la violación;
  • decidir si tener hijos o contraer matrimonio, cuándo y con quién; si formar una familia de manera diferente, como la reproducción asistida; y si dar a luz y criar hijos en condiciones seguras, incluso en tiempos de conflicto y crisis humanitarias;
  • acceder a información y servicios de salud sexual y reproductiva, que incluyan anticoncepción, aborto y tratamientos para las infecciones de transmisión sexual (ITS), asistencia de afirmación de género y productos de higiene menstrual adecuados, sin discriminación ni coacción; y
  • recibir información sobre experiencias sexuales placenteras y seguras sin tabúes, estereotipos, coacción, discriminación ni violencia.
Huang Xueqin sostiene un cartel con el lema #MeToo.
La periodista Huang Xueqin ha participado en varias campañas del movimiento #MeToo para dar apoyo y asistencia a sobrevivientes de acoso y agresión sexuales. Ya había estado detenida de octubre de 2019 a enero de 2020, acusada de “provocar peleas y crear problemas” por escribir sobre las protestas multitudinarias de Hong Kong en 2019.

¿Cuáles son las obligaciones jurídicas de los Estados para proteger nuestros derechos sexuales y reproductivos?

La salud sexual y reproductiva depende de nuestro acceso a múltiples derechos humanos interrelacionados, como la autonomía corporal y el derecho a la vida, el derecho a no sufrir tortura, el derecho a la salud, el derecho a la intimidad, el derecho a la educación y la prohibición de la discriminación.

Esto significa que los Estados tienen la obligación de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos relacionados con la salud sexual y reproductiva, incluido el derecho a tener el control sobre las cuestiones relacionadas con la sexualidad y a decidir libre y responsablemente sobre ellas, y sin coacción, discriminación ni violencia. A fin de cumplir tales obligaciones, los Estados deben derogar o eliminar las leyes, políticas y prácticas que penalizan, obstruyen o socavan el acceso de personas o grupos concretos a los centros, servicios, artículos e información de salud sexual y reproductiva, y asimismo deben garantizar el acceso.

Los Estados tienen la obligación de garantizar que los servicios, artículos e información de salud sexual y reproductiva:

  • están disponibles en cantidad suficiente y se distribuyen a la población de manera equitativa;
  • son accesibles geográfica, física y socialmente, y asimismo asequibles;
  • son culturalmente adecuados y se proporcionan sin discriminación y respetando los derechos humanos, la dignidad, la intimidad y la confidencialidad; y
  • son de buena calidad.
Manifestante con vestido y pañuelo de color naranja sostiene un cartel que dice: “Yo he parado la mutilación genital femenina”.
Manifestante contra la mutilación genital femenina sostiene un cartel frente a la Asamblea Nacional en Banjul el 18 de marzo de 2024, durante el debate en este órgano sobre un proyecto de ley muy controvertido que intentaba levantar la prohibición de esa práctica.

Justicia reproductiva

Históricamente y en todo el mundo, los gobiernos han intentado controlar y explotar los cuerpos femeninos —en particular de mujeres pertenecientes a comunidades marginadas— para sus propios fines políticos en detrimento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, limitando gravemente su potencial. Esto se ha hecho en el contexto de otras opresiones múltiples, basadas en motivos de raza, clase social, capacidad, edad y situación migratoria, entre otros.

Reconociendo las limitaciones del marco normativo sobre los derechos reproductivos, un grupo de mujeres negras de Estados Unidos acuñó el concepto de “justicia reproductiva”. Con él se pretende reconocer que la salud reproductiva está profundamente entrelazada con todas las facetas de nuestra vida y es también una cuestión de justicia social. En palabras de Loretta J. Ross, una de las voces más decisivas del movimiento: “La justicia reproductiva se ocupa de cuestiones relativas al control de población, la libre determinación corporal, los derechos de las personas inmigrantes, la justicia económica y ambiental, la soberanía y el militarismo y las injusticias criminales que limitan los derechos humanos individuales a causa de opresiones grupales o comunitarias”.

Los fundamentalismos en alza, el aumento del militarismo y la segurización, la disminución del Estado de derecho, la desigualdad, la reducción del espacio de la sociedad civil y las prácticas autoritarias tienen graves consecuencias para la salud y los derechos sexuales y reproductivos de mujeres, niñas y personas LGBTI.

Vídeo cortesía de Colors of Change en YouTube.

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La criminalización de la sexualidad y la reproducción

La criminalización de la sexualidad y la reproducción tiene lugar cuando los gobiernos intentan, mediante leyes y políticas punitivas, controlar las acciones y decisiones que tomamos en relación con nuestros cuerpos. En ocasiones se materializa a través de leyes y políticas como las que prohíben penalmente el aborto, las relaciones sexuales extramatrimoniales o la conducta homosexual. Otras veces, la regulación es indirecta y se hace uso de diversas leyes y políticas penales, civiles y religiosas relacionadas con el orden público o la “moralidad” para vigilar y sancionar determinadas opciones sexuales y reproductivas o determinada expresión de género.

Estas violaciones de derechos humanos van en aumento en todo el mundo y tienden a afectar de manera desproporcionada a las comunidades pobres y marginadas.

En gran parte de las Américas, por ejemplo, embarazadas y profesionales de la salud o sus asistentes pueden ser sancionados por solicitar, recibir, prestar o ayudar a prestar servicios de aborto. En ciertos Estados de África, políticos oportunistas han hecho resurgir anticuadas leyes o aprobado otras nuevas que castigan las relaciones homosexuales con duras penas. En los últimos años se ha observado también un aumento del número de mujeres encarceladas en Estados Unidos por realizar durante el embarazo actividades legales en otras circunstancias y, globalmente, todavía es posible que una persona sea procesada por su condición de seropositiva.

Manifestantes portando una bandera arcoíris en apoyo de las personas que prestan servicios sexuales durante la concentración con motivo del Día Internacional del Trabajo. En Ámsterdam, la gente se manifestó el Día Internacional del Trabajo para reivindicar una renta mínima decente para todas las personas.

Criminalización del embarazo

En países como El Salvador, Noruega, Rusia, Ucrania y Estados Unidos existen políticas y prácticas punitivas que permiten actuar contra embarazadas por su conducta, real o supuesta . En Estados Unidos, por ejemplo, se ha utilizado la legislación sobre “agresión fetal” —que permite definir legalmente al feto como “víctima” de agresión— para procesar a mujeres que habían tenido un aborto espontáneo o eran sospechosas de causar daño al feto.

Cientos de mujeres han sufrido detención, interrogatorio, enjuiciamiento y reclusión en Estados Unidos después de haber revelado a un proveedor de servicios de salud información que creían que sería tratada como confidencial, o simplemente al solicitar asistencia médica, de urgencia o rutinaria. Muchos estados del país han incorporado una definición similar de “persona” a su Código Penal con el propósito de incluir a zigotos, embriones y fetos como posibles “víctimas” de delitos violentos. Tales disposiciones punitivas violan los derechos humanos de las mujeres, incluido su derecho a la autonomía corporal.

Teodora Vásquez fue condenada a 30 años de prisión en El Salvador tras sufrir un aborto espontáneo. Quedó en libertad cuando había cumplido casi 10, después del trabajo de campaña realizado durante años por activistas de derechos humanos.

Criminalización de las relaciones sexuales extramatrimoniales

En países como Camerún, Irán, Jordania, Marruecos, Filipinas, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, partes de Estados Unidos y Taiwán, las relaciones sexuales fuera del matrimonio se consideran delito y, en algunos casos, acarrean duras penas. Las sanciones varían desde largas penas de prisión hasta azotes y, en un reducido número de países, la muerte por lapidación.

Retrato de Hajar Raissouni.
La periodista marroquí Hajar Raissouni fue arrestada el 31 de agosto junto con su novio, Amin Rifaat, cuando ambos salían de una consulta médica en Rabat. La ley marroquí tipifica como delito las relaciones sexuales fuera del matrimonio. El aborto también está penalizado en todas las circunstancias excepto si la salud de la embarazada corre peligro y su marido está de acuerdo.

Criminalización de las relaciones homosexuales

Las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo se consideran delito en unos 60 países del mundo, según datos de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA).

En Hungría, una ley antiLGBTI prohíbe toda educación y publicidad dirigidas a la infancia que se considere que “populariza” o incluso describe las relaciones homosexuales consentidas o la afirmación del propio género.

En China, quienes aspiran a someterse a tratamientos de afirmación de género y servicios de salud conexos o a modificar sus características sexuales para adecuarse a su identidad de género sentida se enfrentan a múltiples obstáculos.

Personas manifestándose con una gran pancarta negra en la que se lee “Lucha contra la legislación que castiga la homosexualidad con la muerte en Uganda”.
Manifestantes piden que se sancione a Uganda por su legislación antiLGBTI durante la Marcha del Orgullo de Londres el 1 de julio de 2023, Reino Unido. Más de un millón de personas presenciaron la 51 marcha anual del Orgullo, en la que se calcula que participaron 30.000 personas de más de 600 organizaciones, incluidos numerosos grupos comunitarios y LGBTI.

Criminalización del trabajo sexual

En muchos países es ilegal el trabajo sexual y se aplican leyes que penalizan el acto de intercambiar sexo por dinero o bienes, y/o todo el conjunto de actividades relacionadas con la compraventa de servicios sexuales, incluidos el ofrecimiento de tales servicios y el alquiler de un establecimiento para destinarlo a trabajo sexual. Otros países, como Nueva Zelanda, Países Bajos, Dinamarca y partes de Australia, han despenalizado o legalizado el trabajo sexual, regulándolo mediante la emisión de licencias o la designación de zonas restringidas.

Las leyes y políticas que criminalizan el trabajo sexual vulneran varios derechos humanos, directa o indirectamente. Al definir a las personas dedicadas al trabajo sexual como delincuentes merecedores de desprecio o víctimas que no pueden dar su consentimiento a la venta de servicios sexuales, estas sanciones suelen negarles su dignidad y autonomía personal sobre su cuerpo y su vida.

Un grupo de trabajadoras sexuales cis y trans salieron a la calle a protestar por la violencia que sufren; el cartel dice: “Feminicidio en el trabajo sexual”. Recientemente, muchas personas dedicadas al trabajo sexual han sido asesinadas en las calles de Lima por negarse a pagar por la protección de la mafia que controla este sector en la ciudad.

Criminalización de las personas que viven con el VIH

Noventa y dos países informaron de que penalizan la no revelación, exposición y transmisión del VIH, según datos de 2020 de ONUSIDA. Estas leyes, que tienden a afectar de manera desproporcionada a las poblaciones marginadas, son contraproducentes ya que socavan las medidas de prevención de nuevas infecciones por VIH y violan el derecho a la igualdad y la no discriminación.

Una persona formando lazos rojos, símbolo internacional de apoyo a quienes viven con el VIH.
Una persona seropositiva del Centro de Apoyo y Atención de la Sociedad Sumanahalli prepara lazos rojos la víspera del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA en Bangalore el 30 de noviembre de 2015.

Caso práctico: El aborto en Polonia

Joanna dando un discurso durante una protesta contra el abuso de autoridad policial delante de la Cuarta Comisaría de Policía el 25 de julio de 2023 en Cracovia (Polonia).

En julio de 2023, Joanna, de 32 años, habló con los medios de comunicación sobre el angustioso y humillante trato que había recibido meses antes en un hospital de Cracovia. Según su testimonio, tras tomar medicación abortiva en abril, consultó a su psiquiatra sobre la persistente ansiedad que sufría.

Poco después, la policía se presentó en el piso de Joanna. Los agentes confiscaron su ordenador portátil y teléfono móvil y la llevaron a un hospital, donde agentes femeninas la obligaron a desvestirse, ponerse en cuclillas y toser, cuando todavía estaba sangrando.

La autogestión del aborto no es delito en Polonia, pero ayudar a otra persona a abortar fuera de los supuestos legales sí lo es. La policía estaba buscando pruebas sobre quién había ayudado a Joanna a abortar. Joanna presentó una denuncia por el trato recibido y un tribunal falló que éste había sido ilegítimo.

¿De qué modo pueden los Estados empoderar a la gente para que ejerza sus derechos sexuales y reproductivos?

Los Estados tienen la obligación de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos sexuales y reproductivos de todas las personas. También tienen el deber de abordar los factores sociales, económicos y políticos que impiden a mucha gente ejercer estos derechos. Son muchas las formas en que pueden hacerlo:

  • Empoderar a la gente para que ejerza sus derechos y apoyar los movimientos sociales que promueven los derechos sexuales y reproductivos.
  • Garantizar a las personas jóvenes el acceso a una educación sexual integral para que dispongan de todas las herramientas necesarias para ejercer su autonomía corporal.
  • Llevar a cabo campañas de sensibilización pública sobre normas, estereotipos, prácticas y comportamientos sociales dañinos que afectan negativamente al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.
  • Abordar los problemas y obstáculos estructurales y sistémicos que influyen en la capacidad de ejercer los derechos sexuales y reproductivos, especialmente la de los grupos marginados, como los que sufren discriminación basada en la raza o etnia, clase social, casta, orientación sexual, identidad de género, expresión de género y características sexuales, situación migratoria, discapacidad o desequilibrio urbano y rural.
  • Abstenerse de aprobar leyes y abolir leyes y prácticas que castiguen a las personas por ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, dentro y fuera del país.
Silueta de una persona haciendo la forma de un corazón con los brazos sobre la cabeza.
Personas LGBTI que residen en el campo para personas refugiadas de Kakuma, norte de Kenia. 23 de febrero de 2023

¿Qué hace Amnistía Internacional para promover los derechos sexuales y reproductivos?

Frente a los históricos esfuerzos para hacer retroceder nuestros derechos sexuales y reproductivos, Amnistía Internacional hace campaña junto con activistas de todo el mundo para garantizar que se protegen nuestros derechos humanos fundamentales.

Lo hacemos mediante investigación, campañas y trabajo de incidencia en asociación con organizaciones feministas para combatir el retroceso de los derechos.

¿Quieres saber más sobre estos asuntos? Consulta nuestro informe Políticas del cuerpo: Manual general sobre la criminalización de la sexualidad y la reproducción

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Un grupo de personas en una oficina exhibe carteles de solidaridad con las trabajadoras sexuales de República Dominicana.
Personal de Amnistía Internacional en el Secretariado Internacional de Londres expresando su solidaridad con las trabajadoras sexuales de República Dominicana, 29 de mayo de 2019.

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