El 5 de junio de 2013, el denunciante Edward Snowden reveló la primera evidencia escandalosa de la existencia de programas de vigilancia masiva a nivel mundial.
Desde entonces, hemos sabido que la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) y la Jefatura de Comunicaciones del gobierno británico (GCHQ, por sus siglas en inglés) han estado haciendo un seguimiento de la comunicación telefónica y por Internet de cientos de millones de personas en todo el mundo. Dos años después, analizamos cómo ha cambiado el panorama gracias a los documentos publicados por Snowden.
1. Sabemos MUCHO más sobre lo que hacen los gobiernos.
Por ejemplo, sabemos que empresas como Facebook, Google y Microsoft se vieron obligadas a entregar información de sus clientes por órdenes secretas de la NSA. Y que la NSA grabó, almacenó y analizó los ‘metadatos’ de cada una de las llamadas telefónicas y de los mensajes de texto enviados en México, Kenia y Filipinas.
2. Al adquirir mayor conciencia, la opinión pública ha reaccionado con una enorme oposición a la vigilancia masiva por parte de los gobiernos.
En la encuesta que realizamos en 13 países de todos los continentes, descubrimos que el 71% de las personas se oponen firmemente a que sus gobiernos espíen la comunicación telefónica y por Internet. Más de 450 organizaciones y personas expertas de todo el mundo han suscrito unos principios ‘necesarios y proporcionados’ para aplicar los derechos humanos a la vigilancia de las comunicaciones. Finalmente, más de 80.000 personas ya han firmado la petición mundial de Amnistía para que se prohíba la vigilancia masiva.
La dura realidad es que el uso de la tecnología de vigilancia masiva realmente suprime por completo el derecho a la privacidad de las comunicaciones en Internet.
Ben Emmerson, consejero de la reina en Reino Unido y relator especial de la ONU sobre temas de lucha contra el terrorismo y los derechos humanos
3. Los tribunales han declarado ilegales algunos aspectos de estos programas.
En Reino Unido, el órgano jurídico encargado de supervisar los servicios secretos declaró que algunos aspectos del intercambio de comunicaciones interceptadas entre Estados Unidos y el Reino Unido hubieran sido ilegales antes de diciembre de 2014. En Estados Unidos, un tribunal de apelación dictaminó en mayo de 2015 que la recopilación indiscriminada de los registros telefónicos nacionales era ilegal.
4. Las empresas tecnológicas y los ingenieros informáticos están incorporando elementos de protección de la privacidad en los programas informáticos.
Varias grandes empresas, entre las que figuran Apple, Google y Whatsapp, han aumentado la seguridad y la encriptación predeterminadas que ofrecen a sus clientes. Ante la mayor presión ejercida por los consumidores, este sector se ha visto forzado a ampliar su concepto de protección de la privacidad de los usuarios y usuarias.
5. Expertos y expertas mundiales se pronuncian en contra del statu quo.
Algunos organismos internacionales han advertido de que la vigilancia masiva supone una amenaza para nuestros derechos. El experto de la ONU en la lucha contra el terrorismo y los derechos humanos ha afirmó: “La dura realidad es que el uso de la tecnología de vigilancia masiva realmente suprime por completo el derecho a la privacidad de las comunicaciones en Internet”. Es más, después de ignorar el tema de la privacidad durante décadas, la ONU creó una figura nueva de vigilante de la privacidad, el ‘relator especial’. Este experto se centrará en temas de privacidad, incluida la seguridad, dentro y fuera de Internet.
6. Las empresas se enfrentan a los gobiernos.
Por ejemplo, diez de las mayores empresas tecnológicas del mundo, entre las que se encuentran Apple, Facebook, Google, Microsoft, Twitter y Yahoo, han lanzado una campaña pidiendo el cese de la recopilación indiscriminada de datos personales.
7. Un control más estrecho de las leyes que regulan la vigilancia masiva.
En Reino Unido, una comisión gubernamental ha pedido una revisión de las leyes que regulan las agencias de inteligencia para que todo el proceso resulte más transparente. En Estados Unidos, la Cámara de Representantes aprobó la Ley de Libertad, que pretende terminar con la recopilación masiva de registros telefónicos por parte del gobierno.
Pero… hasta el momento, los gobiernos han hecho francamente poco por desmantelar los programas de vigilancia masiva. Muchos aspectos de la vigilancia de Estados Unidos, tales como la vigilancia masiva de millones de personas fuera del país, siguen sin estar suficientemente regulados y no se rinden cuentas por ello. En 2014, el gobierno británico amplió sus competencias para guardar datos de las comunicaciones personales y tiene previsto ampliar la legislación sobre la vigilancia. Este año también se ha propuesto la ampliación de las facultades de vigilancia en Francia, Pakistán y Suiza. Además, se espera la aparición en breve de una nueva ley de inteligencia en los Países Bajos.
Súmate a la resistencia
La balanza se está inclinando en contra de la vigilancia masiva, pero nuestra privacidad y nuestra libertad todavía están en juego. Tenemos que seguir diciendo a los gobiernos que nuestra vida privada no es de su incumbencia. Firma nuestra petición y pide a los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido —así como a los de sus estrechos aliados Australia, Canadá y Nueva Zelanda— que pongan fin a la vigilancia masiva indiscriminada ya.