Hablemos del “SÍ”: Legislación sobre consentimiento en Europa

El sexo sin consentimiento es violación. Así de claro. No hay zonas “grises”.

Aunque la víctima esté bajo los efectos del alcohol o de las drogas, haya decidido irse a casa con otra persona o lleve ropa sugerente, sigue siendo violación. E igualmente es violación aunque la víctima no haya dicho claramente “no” o no se haya resistido.

Sin embargo, sólo 18 de los 31 países europeos analizados por Amnistía Internacional tienen leyes que definen la violación como sexo sin consentimiento: Alemania, Bélgica, Croacia, Chipre, Dinamarca, Eslovenia, España, Finlandia, Grecia, Irlanda, Islandia, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza.

Irlanda es sólo uno de los 12 países europeos donde hay leyes que definen la violación como sexo sin consentimiento. Foto: Paul Faith/AFP/Getty Images
Irlanda es uno de los 18 países europeos donde hay leyes que definen la violación como sexo sin consentimiento. Foto: Paul Faith/AFP/Getty Images

En un gran número de países europeos, para que un delito se considere violación, la ley sigue exigiendo que se haya recurrido a la coacción, al uso de la fuerza o a amenazas de uso de la fuerza —o la imposibilidad de defenderse—. Pero la mayoría de las violaciones no se ajustan a estereotipos como el de un “desconocido que sale de detrás de un arbusto”, sino que con frecuencia es un amigo o una pareja quien viola a las mujeres y niñas, o éstas se quedan paralizadas al sufrir un shock, por lo que a menudo no hay violencia física.

Pero gracias a las mujeres valientes, a las sobrevivientes y sus aliados y aliadas, que han compartido con coraje sus experiencias y han hecho campaña por el cambio, las actitudes —y las leyes— están cambiando en Europa. Finlandia, España y Suiza son algunos de los últimos países de Europa que han adoptado legislación que define la violación por ausencia de consentimiento, tras haberlo hecho Eslovenia en 2021 y Dinamarca en 2020.

Amnistía Internacional ha apoyado a responsables de campañas y activistas en toda Europa, y ha estado involucrada a la hora de ejercer presión sobre los gobiernos para que introduzcan reformas. En Grecia, Amnistía influyó directamente en el emocionante resultado final de la reforma de la ley, ya que llevó a cabo actividades de promoción y campaña hasta el último minuto y emitió una declaración en la que condenaba enérgicamente la problemática postura inicial del gobierno. Esto atrajo la atención de los medios de comunicación, de modo que la presión que Amnistía Internacional ejerció sobre el gobierno en colaboración con activistas por los derechos de las mujeres llevó a sus ministros y ministra a modificar la ley para cambiar la definición de violación a partir de julio de 2019.

Mujeres valientes, sobrevivientes y sus aliados y aliadas que han compartido con coraje sus experiencias y han hecho campaña por el cambio. Foto: Phil Nijhuis
Mujeres valientes, sobrevivientes y sus aliados y aliadas que han compartido con coraje sus experiencias y han hecho campaña por el cambio. Foto: Phil Nijhuis

Otros países, como Países Bajos, ya han reformado su legislación, que ha quedado obsoleta, para que esté basada en el consentimiento.

A continuación, analizamos algunos países europeos en los que, gracias a una intensa campaña liderada e impulsada a menudo por las propias sobrevivientes, las leyes sobre violación han mejorado en los últimos cinco años:

Dinamarca

El 17 de diciembre de 2020, tras muchos años de campaña por parte de organizaciones que defienden los derechos de las mujeres y grupos de sobrevivientes, con el apoyo constante de Amnistía Internacional, el Parlamento danés aprobó por fin legislación que define que las relaciones sexuales sin consentimiento son violación. El proyecto de ley se hizo posible después de que en septiembre se llegara a un acuerdo entre partidos para modificar el Código Penal.

La nueva ley para introducir legislación sobre violación basada en el consentimiento supone una victoria histórica para los derechos humanos en el país, y Amnistía Internacional ha hecho presión para que se produjera este cambio. En un informe de Amnistía publicado en 2019 se detallan las barreras a las que se enfrentan las mujeres en Dinamarca para que se haga justicia en caso de violación.

Confiamos en que, con el liderazgo de las sobrevivientes, Dinamarca pueda dar el siguiente paso para estar a la altura de su imagen de país donde hay igualdad de género y sirva de inspiración para que se sumen otros países de Europa.

Anna Błuś

Anna Błuś, investigadora de Amnistía Internacional sobre derechos de las mujeres, afirma que las y los responsables de campañas llevaban años luchando para que llegase este momento. La reforma de la ley, cuyo objetivo es garantizar el respeto y la protección de la autonomía sexual de todas las personas en Dinamarca, es un gran logro de las sobrevivientes de violaciones, del activismo, de las mujeres y de las organizaciones de derechos humanos.

“El cambio de la ley representa un paso enormemente positivo que tendrá que ir acompañado de un cambio institucional y social, así como de formación integral en materia de sexualidad y relaciones que comprenda, entre otras cosas, el consentimiento sexual. Confiamos en que, con el liderazgo de las sobrevivientes, Dinamarca pueda dar el siguiente paso para estar a la altura de su imagen de país donde hay igualdad de género y sirva de inspiración para que se sumen otros países de Europa”, dijo.

Suecia

En 2013, en Suecia se produjo una gran conmoción por la decisión de un tribunal de absolver a tres jóvenes acusados de violar a una chica de 15 años con una botella de vino hasta hacerla sangrar. La sentencia final del juez incluía esta impactante frase: “Las personas que mantienen relaciones sexuales hacen cosas con naturalidad en el cuerpo de otras personas de forma espontánea, sin pedir consentimiento”.

Esta sentencia propició el nacimiento de un nuevo movimiento nacional llamado FATTA (“Entérate”), cuyo objetivo era lograr que la ley reconociese el simple hecho de que las relaciones sexuales sin consentimiento constituyen violación. Cinco años después, en mayo de 2018, e impulsado por el movimiento global #MeToo protagonizado por personas de todo el mundo, la campaña logró su objetivo. La nueva legislación se aprobó en el Parlamento sueco por abrumadora mayoría.

Casi dos años después de la entrada en vigor de la ley, las autoridades suecas publicaron los resultados de una evaluación sobre su aplicación, con todos los casos denunciados, procesados y juzgados en 2019. La nueva ley tipifica como delito el coito y otros actos sexuales comparables cuando se imponen a una persona que no participa de forma voluntaria; se ha traducido en un aumento significativo de las sentencias condenatorias y, en menor medida, de los procesamientos en casos que hace dos años la ley no consideraba violación. Entre estos casos están las situaciones en las que la víctima se queda “paralizada” o se ve sorprendida y no tiene tiempo de reaccionar. Se trata de un avance muy alentador que, a la larga, debe contribuir a que muchas sobrevivientes tengan más acceso a la justicia.

Grecia

Cientos de personas se manifiestan contra la violación, el sexismo y la mutilación genital femenina en Grecia. Foto: Sopa Images
Cientos de personas se manifiestan contra la violación, el sexismo y la mutilación genital femenina en Grecia. Foto: Sopa Images

En junio de 2019, tras un drástico giro del Ministerio de Justicia, Grecia se convirtió en el noveno país de Europa en reconocer por ley la sencilla verdad de que el sexo sin consentimiento es violación.

Después de unos meses muy intensos de actividades de campaña de Amnistía Internacional y de grupos de mujeres, el Ministerio de Justicia anunció en junio de 2019 una propuesta para modificar el Código Penal que incluía la definición de violación. Sin embargo, el cambio propuesto inicialmente no era compatible con el derecho internacional de los derechos humanos ni estaba en consonancia con los llamamientos de los grupos de activistas.

Amnistía Internacional intensificó sus iniciativas de trabajo de incidencia y publicó también una enérgica declaración condenando la propuesta, mientras que las organizaciones de mujeres se movilizaron de forma simultánea para organizar una protesta ante el Parlamento, además de criticar la propuesta inicial en los medios de comunicación. La declaración de Amnistía y la indignación de las mujeres tuvieron repercusión en los medios de comunicación internacionales, con lo cual el mensaje se difundió aún más.

Al día siguiente, el Ministro de Justicia dio un giro de 180° y modificó la propuesta de reforma para que las relaciones sexuales sin consentimiento se tipificaran como violación. El Parlamento votó a favor de cambiar la definición de violación y la nueva legislación entró en vigor en julio de 2019.

España

Manifestantes con pancartas que dicen “no es no”.
Manifestantes en España con pancartas que dicen “no es no”. Foto: AFP vía Getty Images

En España, el gobierno anunció en 2019 que tenía la intención de cambiar la ley para reconocer que el sexo sin consentimiento es violación, en respuesta a las protestas generalizadas tras un sonado caso de violación en grupo en el que el sistema judicial falló a la sobreviviente. Amnistía Internacional también ha hecho trabajo de campaña sobre este tema en colaboración con activistas por los derechos de las mujeres.

En el caso de La Manada, que fue muy mediático, cinco hombres acusados de violación fueron declarados culpables del delito menor de abuso sexual, ya que, según el tribunal de primera instancia, no se encontraron pruebas de violencia o intimidación. Aunque un tribunal superior rechazó esta sentencia y condenó a los hombres por violación, el caso desató protestas y puso de manifiesto la insuficiencia de la legislación penal española, que entonces no consideraba que las relaciones sexuales sin consentimiento fueran violación si no había violencia física o intimidación.

A principios de marzo de 2020, España finalmente anunció un nuevo proyecto de ley para abordar de forma integral la violencia sexual que contemplaba, entre otras cosas, la reforma de la definición jurídica de violación para adaptarla al derecho internacional de los derechos humanos y centrarla en el consentimiento. El proyecto de ley, aprobado definitivamente en el Parlamento en agosto de 2022, se consideró una victoria para las sobrevivientes de violaciones y para las innumerables mujeres, responsables de campañas y activistas que impulsaron reformas en la ley, la política y la práctica mediante protestas y acciones callejeras.

Países Bajos

Un grupo de personas en Países Bajos participa en la campaña Hablemos del SÍ de Amnistía Internacional. Foto: Phil Nijhuis
Un grupo de personas en Países Bajos participa en la campaña Hablemos del SÍ de Amnistía Internacional. Foto: Phil Nijhuis

En noviembre de 2020, el ministro neerlandés de Justicia y Seguridad anunció la intención del gobierno de modificar la legislación neerlandesa sobre violación. Según la ley anterior, si no había pruebas de coacción, el delito no se consideraba violación.

El anuncio del ministro daba respuesta a las críticas de la opinión pública, entre ellas las de Amnistía Internacional, a una propuesta inicial de introducir un nuevo delito penal: “relaciones sexuales contra la voluntad de una persona”, cuyas penas serían la mitad de las que se aplican por violación. El texto concreto de la reforma se publicará el próximo año.

En octubre de 2022, finalmente se envió a la Cámara de Representantes (Parlamento) este proyecto de ley tan esperado, que tipifica como delito de violación todas las formas de sexo no voluntario, no sólo cuando se expresa un “no” verbalmente, sino cuando de los hechos y circunstancias observables se desprende la ausencia de voluntad.

El 19 de marzo de 2024, el Senado votó sobre el proyecto de ley. El proyecto de ley fue aprobado por 73 votos contra 2. Se trata de un paso importante en la lucha contra la violencia sexual y en favor de las víctimas. La nueva ley basada en el consentimiento entrará en vigor el 1 de julio de 2024.  

La importancia de cambiar las leyes sobre violación

Cambiar la legislación no erradicará la violación, pero es una medida esencial para lograr este fin. Envía un poderoso mensaje sobre el tipo de sociedad en la que queremos vivir, una sociedad en la que no haya violaciones y en la que se respeten y valoren la autonomía sexual y la integridad corporal de todas las personas.

La reforma de la ley puede ser un punto de partida fundamental para cambiar comportamientos y actitudes, pero también debe ir acompañada de esfuerzos coordinados para cuestionar los nocivos mitos generalizados sobre la violación y los estereotipos de género.

Si modifican las leyes y garantizan que se deja de culpar a la víctima y se pone fin a los estereotipos de género en los procedimientos judiciales, los gobiernos europeos pueden conseguir que las generaciones futuras no se cuestionen nunca si el sexo sin consentimiento es violación y no duden jamás de que se castigará a los responsables.