TJ Riggs: “Es difícil ver cómo Alabama sigue matando a personas y lo hace de una forma tan despiadada y con tanta frecuencia”

TJ Riggs tiene 20 años, estudia en la Universidad de Samford y en Amnistía Internacional es coordinador de Abolición de la Pena de Muerte para el estado de Alabama. Habla de su pasión por la lucha en favor de quienes están en el corredor de la muerte, de la justicia racial en este estado de Estados Unidos y de lo mucho que el simple acto de escribir una carta puede significar para una persona condenada a muerte.

¿Cómo comenzó tu andadura en el activismo?

En mi primer año en la Universidad de Samford me pidieron que me hiciera cargo de nuestra delegación de Amnistía Internacional, que casi había desaparecido durante la pandemia, así que dediqué mi año como presidente a aumentar la membresía y participar en diferentes campañas juveniles. Esta fue mi primera incursión en Amnistía.

Los grupos estudiantiles hacen todo tipo de activismo. Me involucré de verdad y conecté con la red de pena de muerte de Alabama. Después de ese año inicial como presidente de la delegación estudiantil, me pidieron que me presentara al cargo de coordinador de Abolición de la Pena de Muerte del estado de Alabama de Amnistía. Ahora lidero todo el trabajo de Amnistía Estados Unidos sobre la pena de muerte en el estado de Alabama y trabajo con una red nacional integrada por dirigentes de otros estados y personal de Amnistía para promover nuestra causa tanto a nivel local como nacional.

¿Por qué es importante el activismo para acabar con la pena de muerte y qué puede aportar?

No hay cambio sin que la opinión pública lo pida y sin que la gente presione para ello. Especialmente en un estado como Alabama, que tiene una historia tan intensa de opresión y marginación raciales, pero que también tuvo un papel destacado en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Creo que, dada la historia de nuestro estado, es evidente que el activismo es clave para informar a la opinión pública e influir en ella. Y creo que incluir en la opinión pública es clave para crear un cambio real.

¿Qué es el proyecto de ley 27 y por qué organizaron ustedes una concentración de apoyo?

El proyecto de ley 27 era un proyecto legislativo que, de aprobarse, habría permitido aplicar retroactivamente la prohibición de la invalidación judicial de Alabama de 2017. La invalidación judicial es un proceso mediante el cual un juez o jueza puede imponer una condena a muerte incluso cuando el jurado ha votado a favor de la cadena perpetua sin la posibilidad de obtener la libertad condicional. Aunque fue prohibida en 2017, la nueva ley no benefició a las personas que ya estaban condenadas a muerte. El proyecto de ley 27 habría hecho retroactiva la prohibición, con lo que se habría cambiado la pena de muerte impuesta a 33 personas actualmente en espera de ejecución por la de cadena perpetua sin la posibilidad de obtener la libertad condicional, que es lo que había votado el jurado de su juicio.

Organicé la concentración de apoyo al proyecto de ley 27 junto con un equipo increíble de miembros del personal de Amnistía y en asociación con la delegación de Alabama de la Unión Americana de Libertades Civiles. La finalidad del acto era apoyar el proyecto de ley 27 y entregar las firmas de la petición y la acción recogidas en todo el mundo para pedir el indulto para Rocky Myers, que era un caso concreto de Alabama de la campaña Escribe por los Derechos. Tomaron la palabra miembros de la Cámara Legislativa y hubo otros grupos activistas locales presentes en la entrega, y fue el hijo de Rocky quien entregó la petición de Escribe por los Derechos en la oficina del gobernador.

Lamentablemente, el proyecto de ley 27 fue rechazado un par de semanas después al ser derrotado en la subcomisión directamente por los partidos. Dicho esto, creo que sí hicimos algunos avances al hacer que la gente de Alabama se sensibilizara, actuara y se movilizara por la cuestión.

¿Cómo ha sido presenciar el reciente repunte de las ejecuciones?

Es absolutamente desolador. Creo que es importante seguir siendo conscientes del hecho de que lo que está en juego es la vida de unas personas y que, cuando hay una ejecución, no es sólo un acto político que ocurre en un vacío, sino que sucede a expensas de la vida de alguien y de las personas que tiene a su alrededor, sus familias, sus hermanos y hermanas en el corredor de la muerte. Oímos muchas historias de familiares de víctimas y miembros de jurados que viven con profundo pesar por cómo resultaron estas ejecuciones.

No hay duda de que es bastante perturbador verlo a nivel individual.

¿Cómo ha participado la familia de Rocky Myers en las actividades de la campaña?

Hablo por teléfono con su hijo como una vez al mes para mantenerme al día y ver que está bien. O sea, su padre lleva ya 30 años en prisión. Creo que todas las personas que estuvieron en la concentración coincidirían en que oírle hablar fue realmente impactante. Llamó a Rocky, su padre, su héroe. Dijo que mantiene la esperanza y que Rocky mantiene la esperanza por él y por su familia.

¿Por qué te apasiona tanto esta área de trabajo?

Trabajé un año en un revoltijo de políticas de Amnistía Internacional sobre los que los grupos estudiantiles tienden a trabajar y descubrí que la acción sobre la pena de muerte me resonaba de verdad. Pienso específicamente en Alabama también, estamos sin duda en un estado singularmente malo para las ejecuciones, sobre todo, hace poco, en cuanto a legislación y en cuanto a proceso. En este estado pasan cosas que no estaban pasando en otros estados, y Alabama está cambiando la norma sobre la pena capital de un modo que, por desgracia, están imitando otros gobiernos estatales.

Es de verdad, de verdad, de verdad fundamental actuar, porque este año cada dos meses el estado va a matar a alguien más. Así que creo que allí es donde probablemente encontré mi pasión, en el hecho de que es un asunto apremiante. Es especialmente urgente aquí, en Alabama. Es una cuestión de vida y muerte.

¿Cómo es ser parte del movimiento general contra la pena de muerte en Alabama?

Creo que una de las partes de las que más disfruto es de lo bien conectado y organizado que está el activismo contra la pena de muerte en Alabama. Trabajan en el estado un montón de organizaciones jurídicas, activistas y religiosas dedicadas de verdad a luchar contra la pena de muerte y a luchar contra la larga historia de injusticia racial de Alabama, concretamente en lo que se refiere al funcionamiento del sistema de justicia y en especial a cómo funciona en relación con la pena de muerte. Disfruto mucho formando parte de esto y pudiendo trabajar con muchas personas que llevan decenios haciendo este trabajo. O sea, algunas de ellas llevan más de medio siglo trabajando en la reforma de la pena de muerte en Alabama. Es genial estar allí para aprender de ellas.

¿Cómo encaja el trabajo de Amnistía dentro de la lucha histórica por las libertades civiles y contra el racismo?

No es ningún secreto que la pena de muerte está absolutamente plagada de cuestiones de injusticia racial, especialmente en Alabama. Alrededor del 50% o muy cerca del 50% de quienes están en nuestro corredor de la muerte son hombres negros, y eso es una cifra extraordinaria dado que los hombres negros constituyen menos de una cuarta parte de la población general del estado. Las historias de muchos de estos hombres tienen que ver con las políticas raciales de pequeñas poblaciones de Alabama del siglo XX, plagadas de una asistencia letrada incoherente y de procesamientos injustos que dieron lugar a las condenas a muerte que afrontan hoy.

¿Qué pasos necesita dar Alabama para poner fin a la pena de muerte?

Si tuviera una varita mágica, la Cámara Legislativa de Alabama aprobaría una ley contra ella. Si soy realista, lo que hace falta que suceda es que la gente vote… y la gente tiene que votar por personas que consideran alineadas con sus valores morales. En Alabama, está cada vez más claro que los miembros de la cámara de representantes están dispuestos a votar en función del partido para acabar con la legislación razonable, justa y legítima que rodea la pena de muerte. Así que creo que la única forma de que Alabama avance es darles a conocer nuestras opiniones, presionarlos para que cumplan su responsabilidad de proteger los derechos humanos como personas con autoridad. Se trata de rediseñar la sociedad en la que vivimos para que refleje los valores por los que queremos vivir.

¿Cuáles son tus expectativas personales y profesionales?

Espero ir a la facultad de Derecho cuando me gradúe y luego volver a Alabama, suponiendo que me vaya de Alabama. Espero usar mi título de abogado para representar a clientes que se enfrentan a la pena de muerte y usar esos conocimientos para seguir con la formulación de políticas y el activismo. Mi esperanza a nivel personal es que Alabama recupere el sentido común. Es difícil ver cómo el estado sigue matando a personas y lo hace de una forma tan despiadada y con tanta frecuencia.

¿Qué es lo que los y las simpatizantes de Amnistía pueden hacer para apoyar a activistas de Alabama como tú?

Yo le diría a la gente que escribiera una carta a alguien que está en el corredor de la muerte. Que escriba una carta a nuestro gobierno. Yo ya he escrito innumerables cartas, creo que igual que mucha gente en este estado. Si realmente quieres emplear tu tiempo de forma sensata y hacer algo que cambie las cosas para alguien, escribe una carta a alguien que esté en el corredor de la muerte. Cada año, por el cumpleaños de Rocky Myers, hacemos tarjetas de felicitación como acciones de solidaridad. Hacemos tarjetas navideñas para él y todo eso está en la página de Rocky Myers de Amnistía. Supone un cambio increíble en la vida de estas personas recibir una tarjeta de cumpleaños o una tarjeta de Navidad de alguien a quien nunca han visto, simplemente deseándole lo mejor y esperando que las cosas salgan bien.

Así que si puedo animar a la gente a hacer una sola cosa, probablemente sería ésa.

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