Rocky Myers, un hombre negro con discapacidad intelectual, está condenado a muerte por asesinato pese a que no hay pruebas que lo vinculen directamente con el lugar del crimen y uno de los testigos clave se retractó de su declaración. El juez impuso una condena a muerte en contra de la opinión del jurado. Firma la petición y pide a la gobernadora de Alabama que conceda el indulto a Rocky.
¿Cuál es el problema?
Rocky Myers es agradable y amable, según quienes lo conocen. Quiere mucho a sus hermanos, hijos y nietos, que lo adoran. Tocaba la batería en el coro de su iglesia. Se le diagnosticó discapacidad intelectual cuando tenía 11 años, y le cuesta leer y recordar fechas u horarios. Su vida cambió para siempre una noche de 1991, en Decatur (Alabama).
Una mujer blanca de edad avanzada fue asesinada en un barrio de población mayoritariamente negra. Rocky, que es negro, vivía enfrente. Aunque no había pruebas que lo vincularan con el lugar del crimen, excepto un aparato de vídeo que pertenecía a la víctima y que él sostiene que encontró abandonado en la calle, Rocky fue declarado culpable del asesinato.
Los testimonios principales en su contra estaban empañados por contradicciones y denuncias de presiones policiales, y uno fue retractado posteriormente por falso. El jurado, conformado mayoritariamente por personas blancas, declaró a Rocky culpable pero recomendó la cadena perpetua; en lugar de ello, el juez lo condenó a muerte. Actualmente, esta práctica de fallar en contra del jurado es ilegal en Alabama.
La Corte Suprema de Estados Unidos resolvió que las personas con discapacidad intelectual corren un peligro especial de ejecución injusta, lo que es indudablemente el caso de Rocky. Su abogado lo abandonó, por lo que se le pasaron los plazos para apelar. La ejecución podría ser programada en cualquier momento.
¿Cómo puedes ayudar?
Firma la petición, y pide a la gobernadora de Alabama que conceda el indulto a Rocky Myers y conmute su condena a muerte.