La Comisión 2048

Replantearse la gobernanza global para el presente y para nuestro futuro

Información general

El mundo de hoy, y el de mañana, es un mundo convulso. Esto es el resultado de amenazas y desafíos superpuestos y entrelazados: una crisis climática sin control; pandemias; desigualdades profundas y crecientes entre los Estados y dentro de ellos; y la última de las revoluciones industriales, centrada en la inteligencia artificial, que podría ponerlo todo patas arriba, incluso lo que significa ser “humano”: una revolución que, al parecer, no comprendemos del todo y mucho menos controlamos. Las superpotencias compiten por la hegemonía a costa de una inestabilidad creciente y del aumento de los conflictos.

Ésta es una inestabilidad de fuerza 10 en la escala de la historia de nuestra humanidad que está generando violaciones de derechos humanos sin precedentes y una ansiedad generalizada. En todo el mundo, las personas están divididas, desilusionadas y cada vez más expuestas a la desinformación. Existe un desajuste cada vez mayor entre lo que espera la ciudadanía y lo que los gobiernos pueden o están dispuestos a ofrecer.

En 1948, en el globalmente ruinoso periodo posterior a la guerra mundial, el mundo buscó una cooperación internacional basada en principios, normas y estándares universales para sacarnos del abismo. Fue una visión imperfecta que, desde sus primeros meses de existencia, ignoró la difícil situación de 700.000 personas palestinas desplazadas violentamente. Fue un proyecto de los vencedores que, sin embargo, dotó al mundo de la Declaración Universal de Derechos Humanos y desencadenó una fuerza disruptiva que escapó del control de los poderosos que habían participado en su redacción para llegar a los brazos de quienes se oponían a ellos.

Hoy, una vez más, nos enfrentamos a situaciones de destrucción en todo el mundo, tal vez incluso mayores en escala, complejidad y consecuencias devastadoras.

¿Cómo podríamos (re)asumir la responsabilidad colectiva y la cooperación global en consonancia con las posibilidades de progreso y desastre que nos rodean y afrontamos?

Con este fin, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, establece la Comisión 2048, con la tarea de ayudar a que la gobernanza mundial de los derechos humanos adquiera relevancia en el siglo XXI.

La secretaria general, Agnès Callamard, en la presentación de un informe de Amnistía.
Banderas nacionales de los Estados miembros frente al edificio de la Secretaría de las Naciones Unidas, Naciones Unidas, Nueva York, 9 de octubre de 2006.

Proteger el futuro de los derechos humanos

Si nos unimos, podemos luchar por los derechos humanos en todas partes, para las generaciones venideras.

¿Cuáles son los objetivos de la Comisión 2048?

La Comisión 2048 abordará su cometido como algo esencial para el cumplimiento de la obligación de diligencia que las generaciones actuales deben a las venideras.

Asesorará sobre las transformaciones e innovaciones necesarias para diseñar y gestionar un sistema de gobernanza global revitalizado, participar en él y dotarlo de recursos.

Examinará con detalle las implicaciones de los desafíos que no se podían prever en 1948, como los asociados al colapso climático, las transformaciones digitales y biotecnológicas, las hiperconcentraciones de riqueza en el contexto de la globalización económica y la persistencia de desigualdades históricamente arraigadas. Asesorará además sobre formas de conciliar los conceptos de soberanía estatal con los de gobernanza global identificando opciones que fortalecerán a la sociedad civil y, así mismo, ayudarán a impulsar la rendición de cuentas global a nivel local, y a involucrar activamente las responsabilidades y la rendición de cuentas de los actores no estatales.

Una activista pinta sobre la hierba las palabras “derechos humanos para el futuro”, Berlín, 2021.

¿Cómo funcionará la Comisión 2048?

El mandato de la Comisión evolucionará a medida que se desarrolle su trabajo, pero, en esta etapa, estará centrado en las siguientes áreas cruciales interrelacionadas:

Grupo de Trabajo 1: Reformar la ONU e imaginar de nuevo las instituciones y el desempeño mundiales.
  • Las instituciones de la ONU a corto y largo plazo: Reimaginar las instituciones mundiales más allá del proceso de reforma de los órganos de tratados de la ONU y del deliberadamente ineficaz Consejo de Seguridad de la ONU.
  • El espacio cívico global: Una debilidad actual del sistema internacional es la relativa ausencia de mecanismos estables y significativos que permitan la existencia de un espacio para la interacción y la participación cívicas en su funcionamiento. Esto es reflejo de otra dificultad importante actualmente y de cara al futuro, como es la reducción del espacio cívico a nivel nacional a través de leyes, normativas y políticas regresivas. Será clave identificar formas de fortalecer el espacio cívico en un contexto de cambios rápidos, que incluyan procesos de vinculación y participación que funcionen a nivel mundial pero que se conecten con activistas de derechos humanos a nivel local.
Grupo de Trabajo 2: Replantear el derecho internacional: abordar la injusticia histórica.
  • Ofrecer formas estratégicas y prácticas de integrar la injusticia histórica en el prisma y los mecanismos jurídicos y de rendición de cuentas internacionales: Para estar a la altura del siglo XXI, el derecho internacional y la rendición de cuentas formal no pueden dar la espalda al pasado. Por el contrario, deben reconocer plenamente los crímenes de nuestra historia y la selectividad con la que hemos tratado de abordarlos. La esclavitud, el colonialismo, el racismo sistémico, la desigualdad de género, la violencia contra las mujeres y el sexismo son injusticias que nos obligan a construir una sociedad internacional más justa.
Grupo de Trabajo 3: Replantear el derecho internacional: incorporar a los actores no estatales al plano internacional de los derechos humanos.
  • El trabajo de la Comisión conllevará un replanteamiento de las funciones, los deberes y la participación de los actores no estatales, sobre todo de los actores corporativos, pero también los grupos armados. Siempre que los Estados renuncian a sus obligaciones en materia de derechos humanos mediante, por ejemplo, la privatización, la corrupción o el colapso, llegan actores no estatales, a menudo comerciales, a ocupar el hueco. Al examinar las implicaciones para los derechos humanos de las acciones de los actores empresariales en los contextos de la crisis climática, la tecnología, los conflictos y la globalización económica, la Comisión estudiará cómo incorporar de forma más completa sus responsabilidades asociadas y su capacidad de acción en materia de derechos humanos en el futuro sistema internacional.
Grupo de Trabajo 4: Promover el derecho a un medioambiente limpio, saludable y sostenible, y el derecho de las especies no humanas; abordar los derechos de las generaciones futuras.
  • Promover el respeto del derecho a un medioambiente limpio, saludable y sostenible; abordar cómo reconocer los derechos para las generaciones futuras, así como los “derechos” con respecto a otras especies y la biodiversidad, dadas las amenazas asociadas al colapso climático. En 2021, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reconoció por primera vez el derecho a un medioambiente limpio, saludable y sostenible. Un año antes, la Corte Interamericana de Derechos Humanos había expresado su disposición a reconocer los derechos de la naturaleza debido a su importancia para toda la vida en la Tierra, no sólo para los seres humanos. La Comisión aprovecharía este impulso, identificando formas de desarrollar y fortalecer esa trayectoria de los derechos humanos como contribución crucial a los esfuerzos mundiales para poner fin a la crisis climática.
Grupo de Trabajo 5: Mejorar la aplicación de los derechos humanos y de los principios en el contexto de la innovación tecnológica.
  • Desarrollar la mejor forma de aplicar y hacer cumplir los principios y normas de derechos humanos en contextos de innovación e implantación tecnológicas. Las tecnologías de la información y la comunicación, la inteligencia artificial, las neurotecnologías y las biotecnologías afectan cada vez más a la vida cotidiana, y lo hacen de maneras que pocas personas entienden y la mayoría no puede seguir. Este impulso y sus consecuencias son difíciles de comprender, pero está claro que estos avances pueden transformar incluso el significado mismo de lo “humano” en los derechos humanos. Si los derechos humanos no están integrados en el corazón del proceso de desarrollo tecnológico —lo que incluye una atención explícita y transparente a las implicaciones para la igualdad, la dignidad y la rendición de cuentas—, todos los derechos están en peligro. La Comisión asesorará sobre cómo integrar los derechos humanos en los procesos y las inversiones de innovación tecnológica y su ampliación, y estudiará cómo sentar a las grandes empresas tecnológicas a la mesa de los derechos humanos y hacer que rindan cuentas en ella.
Grupo de Trabajo 6: Replantear paradigmas e indicadores del progreso humano más allá del PIB.
  • Replantear paradigmas del progreso humano, incluso cuestionando paradigmas de prosperidad, crecimiento (económico) y redistribución: Repensar las definiciones de prosperidad global y las narrativas de éxito y fracaso de forma que cuestionen el crecimiento económico insostenible. Considerar la redistribución de los medios materiales para promover la dignidad humana de una manera que pueda abordar las desigualdades estructurales y sistémicas, y apoyar una prosperidad compartida y sostenida para las personas, el planeta y la paz, y no sólo con fines de lucro.
Grupo de Trabajo 7: Reforzar la rendición de cuentas internacional.
  • Reforzar el cumplimiento efectivo de la rendición de cuentas internacional: Desde la segunda mitad del siglo XX, venimos presenciando un número cada vez mayor de mecanismos destinados a hacer que los Estados y las autoridades rindan cuentas por violaciones del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. No obstante, queda mucho por hacer para alcanzar una rendición de cuentas efectiva y evitar el doble rasero en la aplicación de la justicia internacional. La Comisión estudiará formas de seguir reforzando la rendición de cuentas en el siglo XXI, lo que incluye identificar nuevos instrumentos y herramientas, como un tribunal mundial de derechos humanos y otros mecanismos innovadores de rendición de cuentas.

Proteger el futuro de los derechos humanos

Si nos unimos, podemos luchar por los derechos humanos en todas partes, para las generaciones venideras.

Si desean más información sobre la Comisión 2048, pueden ponerse en contacto con la Oficina de la Secretaria General: [email protected]